Entrevista por Martín Inca | @inca_martin
Hace poco más de cinco años, un accidente fortuito, un despido inesperado y la visión compartida de dos amigos por fundar una sala de teatro, dieron vida a La Cretina. Este espacio ha evolucionado permanentemente desde su génesis. Seguramente, la idea original tratara de algo distinto a lo que el público puede encontrar hoy, pero, quizá, lo único incambiable y duradero sea su esencia de no establecerse en ninguna zona de confort, haciendo de su única constante el cambio.
Director de teatro, de sus obras y de ajenas, actor, escritor de muchas de las piezas que se representan en La Cretina. A pocos días de que el lugar cumpla cinco años de vida, decidimos poner al propio Federico Guerra a responder preguntas sobre la creación, Dios, vida y muerte.
Además de creador de obras como Jirafas & Gorriones, Cretinos, Odio oírlos comer y Snorkel, Federico Guerra es uno de los artífices de este inefable... ¿bar?
Como siempre decimos, ¡los baños hablan! Por eso, seguimos con este ciclo de notas donde entre LatidoBEAT y la propia Cretina realizamos entrevistas en el baño del bar. Y permitimos las respuestas sin escrúpulos.
¿Qué tipo de relación tenés con los boliches?
Es una relación fiel y duradera la que tengo con lo boliches. Cuando tuve edad para poder entrar cambié la esquina por los boliches, que resultaron ser una especie de esquina mucho más grande, divertida y acogedora. Con 18 años empecé a ir al Bacilón y a Alquimia, también por esa época conocí Milenio. Con el paso de los años y mi condición de persona nocturna fui recorriendo todo lo que la noche tenía para ofrecer.
Los boliches son entretenimiento, lo necesitamos para salir del tedio del día a día. Es el castillo inflable de los adultos, pero como no rebotamos tenemos que beber y consumir drogas. Y la noche es un bellísimo escapismo, parece un mundo lleno de posibilidades donde todo puede pasar, pero termina siendo todo una ilusión. Rápidamente, ese escapismo se puede volver rutina y luego lo difícil es escapar del escapismo.
Pero lo cierto es que la humanidad siempre ha necesitado de rituales de intoxicación y pérdida de control, y siempre se les ha adjudicado un poder sanador o una especie de canal para estar más cerca de la divinidad. Hay un momento en la noche en el que te das cuenta que nadie quiere que termine y solamente prendiendo la luz se acaba. Habría que ver hasta cuando seguiríamos si nadie prende la luz o sino sale el sol.
¿Y los baños de los bares?
En lo que a su funcionalidad básica se refiere, siempre me han incomodado. Si hay mucha gente esperando, no puedo mear tranquilo y si llegás a tener ganas de defecar no la vas a pasar muy bien ni te vas a sentir muy limpio al terminar. Digamos que a partir de determinada hora ir al baño de un boliche a hacer tus necesidades puede ser una tortura.
Dicho esto, todos sabemos también que el baño puede ser zona de tranza, de un polvo rápido o donde se va a consumir falopa, lo que termina provocando que se generen charlas, intercambios, discusiones. Todos comienzan yendo al baño discretamente a empolvarse la nariz, pero con el correr de las horas el anarquismo se va apoderando del toilette. Esa intensidad que se genera, de cierta forma, le termina otorgando al baño un alma. Quizás, no un alma pura, pero un alma al fin.
¿Se puede charlar de todo en un baño de un bar?
Se charla de todo en el baño de un bar. Yo, personalmente, prefiero la barra.
¿Cuál fue la charla más rara que has escuchado?
¿Qué clase de bolichero sería si revelara las cosas que he escuchado?
¿A vos te lleva a reflexionar cosas profundas?
Creo que el baño lleva a pensar cosas profundas cuando cobra su característica de espacio íntimo, cuando estás ahi adentro contigo mismo. Pasar la tranca y quedar solo, en silencio, rodeado de azulejos... Genera calma, genera paz, se vuelve un refugio y por lo tanto permite pensar. Pero no en el boliche, donde el silencio no existe y donde los baños son compartidos. En el caso de los baños de boliche creo que eso depende de lo que haya escrito en la pared, muchas veces me he encontrado con frases en la cisterna que invitan a reflexionar.
¿Algún personaje de alguna de tus obras se moldeó o pensó en algún sitio así?
Hay un personaje en Jirafas & Gorriones que lo echan del trabajo por hacer caca en el baño del jefe. Se justifica explicando que precisa intimidad para hacer caca y que le es imposible hacer en el baño para empleados ya que son cubículos y, si le tocan la puerta, se pone nervioso y ya no puede hacer. La relación que tienen las personas con los baños dice mucho de ellas.
¿Pensás en la muerte?
Pienso en la muerte todos los días de mi vida.
La vida, ¿tiene algún tipo de sentido?
Cuando miro a mi hija, me gusta pensar que sí. Cuando no miro a mi hija, no soy tan optimista.
¿Creés en Dios?
Mi primera respuesta sería no. Mi segunda respuesta sería una pregunta: “¿qué entendemos como Dios?”, porque creo que para poder responderte eso primero hay que definir "Dios". No creo en absoluto en ningún dios que esté involucrado con religión alguna, eso seguro. Pero desde un lado filosófico, creo que es interesante cuestionarse la existencia de dios, porque es de cierta forma cuestionarse la existencia de uno mismo, la existencia de todo lo que nos rodea, cuestionarse el origen de todo. Más que creer en él, es salir a buscarlo.
Si algún tipo de Dios existiera, ¿sería cretino?
Los dioses de las religiones suelen ser unos verdaderos cretinos. Seres omnipotentes que permiten el sufrimiento y la desigualdad pudiendo hacer algo para impedirlo. Parecido a los políticos. Pero ya dije que no creo en esos dioses, sí creo en los cretinos terrenales, los políticos, nuevamente.
¿Vos sos cretino?
Acuñé ese termino así que voy a tener que contestarte que sí. Hay que amigarse con el lado cretino que todos tenemos.
Contanos alguna historia te pinte como cretino.
Estaba de gira por el interior del país con una obra para niños y terminé preso en Artigas. Tuve un problema con unos oficiales muy necios al salir de un pool y fui a parar a un calabozo del departamento norteño. Al otro día teníamos que salir temprano a hacer función en una escuela de Rivera, creo, y yo no aparecía. Por suerte se les dio por probar suerte en la comisaría y ahi dieron conmigo y me liberaron. De ahí fui directo a hacer la función. Me puse el vestuario payasesco, me maquillé y salí a entregarle a los niños la poca dignidad que conservaba. Fue hace muchos años, era joven y estúpido. Ahora, lamentablemente, soy solo estúpido.
Te invitamos a dejar un mensaje en las paredes del baño, para que la gente, más allá de venir a ver tus obras a la sala, pueda buscarte y leerte también en el baño.
La degradación nunca está muy lejos de la revelación.