Por Sofía Durand Fernández
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"Es tratar, en lo posible, de preservar tu vida, pero tampoco podés cerrar cortinas porque uno es publico, es popular", dice Fátima Florez, con lentes de sol puestos, sentada en el hall del hotel.
A la hora de hablar sobre Fátima Florez, se pueden tomar dos grandes caminos. Uno incluye las numerosas imitaciones de diferentes personajes argentinos e internacionales, desde Marilyn Monroe y Michael Jackson, hasta Moria Casan y Cristina Fernández de Kirchner, las apariciones en televisión y su formación artística.
El otro camino es hablar de su relación amorosa con Javier Milei, el actual presidente de Argentina. De ese tema no se permiten preguntas. Camino clausurado.
Florez es creyente y menciona a San Expedito, a San Benito y a la Virgen de Fátima como sus santos de cabecera. Afirma que no puede imitar personajes con los que no empatice, porque una vez que los estudia a fondo, terminan cayéndole bien. Habla de la preparación y el trabajo como la antítesis a los "5 minutos de fama".
Tras realizar su show en Montevideo junto a Marcelo Polino este 23 de agosto, se tomará un avión con destino a Las Vegas para hacer una residencia de un mes. "Los desafíos a mí me gustan, me gusta salir de la zona de confort", dice al respecto.
Las entradas para su presentación en Montevideo pueden adquirirse aquí.
¿Cómo te recibe el público uruguayo?
Súper, cada venida es impresionante, con localidades agotadas, con el cariño de la gente. Yo vengo tres veces por año a Uruguay y siempre con el recibimiento cálido, afectuoso y respetuoso del público y la prensa. Uno se siente muy a gusto.
¿Cómo surge la idea de hacer un espectáculo con Marcelo Polino?
Nosotros somos amigos y hace años que teníamos ganas de trabajar juntos. No se había dado por una cosa y por otra, porque yo siempre tengo mucho trabajo y él también, y viste que las cosas se dan cuando tienen que ser. Se dio ahora de poder hacer este show y la verdad es que nos entendemos. Vos podés ser amigo de alguien, pero por ahí arriba del escenario no llevarte. También hay gente que se lleva bien arriba del escenario y abajo no. Nosotros nos llevamos bien arriba y abajo del escenario. El espectáculo está buenísimo porque tiene humor, muchos musicales, personajes que yo guardo para el momento en que la gente me viene a ver al teatro y que por ahí no hice en tele, ni en redes.
Tenés un amplio repertorio de personajes, incluyendo algunas figuras relevantes y políticas. ¿Cómo es el proceso de ponerte en la piel de otra persona para imitarla?
Antes que nada, siempre es partiendo desde el respeto. No está dentro de mi ADN burlarme o faltarle el respeto a alguien. Todo es desde la actriz que soy, porque si fuera una copia sería algo totalmente estúpido, bobo y una pavada que no causaría nada. Esto es la creación de un personaje sobre la base de algo concreto. Yo hago un personaje de un personaje, por eso es que resulta siempre tan simpático y atractivo. Incluso me ha pasado de darles visibilidad a algunos personajes, más allá de que sean súper populares, pero le terminás dando esa vueltita de rosca. Siempre desde lo profesional y tratar de captar el alma y la psicología del personaje, tratar de ser lo más fiel posible.
¿Llegás a empatizar con los personajes?
Totalmente. Los defiendo a todos como si fueran familia. Siempre voy a tirar para el personaje, nunca lo voy a descuidar.
¿Y qué pasa cuando haces un personaje que no te cae bien?
Cuando empiezo a estudiar a una persona, me termina cayendo bien, porque le meto tanto estudio que, aunque conozca sus falencias, lo termino queriendo porque me involucro. Los interpreto con mucha vehemencia. Tampoco haría a alguien que me cae fatal, no podría.
¿Cómo se te ocurre hacer un nuevo personaje?
Siempre estoy pendiente a quién aparece, siempre me manejo con el olfato popular. ¿Qué tiene ganas de ver la gente? Por redes me escriben mucho, eso es un termómetro. Después, están los personajes que me gustan a mí, los gustitos personales. Por ejemplo, el personaje de Marilyn [Monroe], icónica total. Son responsabilidades y desafíos muy grandes, pero el personaje salió soñado y la gente lo recibe súper bien. En Las Vegas, el flyer va a estar más diseñado hacia Marilyn, es la cara más visible, después aparecen los otros personajes. Es un amuleto, de alguna manera.
¿Cuál es el balance entre la interpretación y la caracterización física?
Yo te diría que es muy poco el vestuario y maquillaje, es 100% Fátima. Porque es 100% estudio, investigación de lo que es la psiquis y el alma del personaje, cómo piensa y siente cada uno de estos personajes. No es Fátima "haciendo de", de verdad soy el personaje que hago, dejo de lado a Fátima y me sumerjo en el universo de esa persona. Si no, no sale. Estudiar la vida y obra, después el color de la voz, los gestos, los movimientos. Pero primero es la psiquis para que fluya todo y después, lo último, es el maquillaje y la peluca.
Tenés formación en múltiples disciplinas artísticas. ¿Qué te llevó a decidirte por la imitación?
Yo empecé como bailarina, pero siempre supe que no era lo único artístico, que no era la única rama o disciplina artística a la que quería volcarme. Me encanta bailar, pero sabía que quería más, cantar, actuar. Y me di cuenta de que tenía este regalo, este don de la imitación que, obviamente, hay que trabajar mucho, no hay que quedarse con “bien, con esto me da”. Descubrí que era un mundo mágico en el que llevas a la gente a un mundo de fantasías. Es como Disney, ¿viste? Vos sabés que es mentira, pero es verdad. Es un morbo raro. Se crea este mundo de personajes que entran, que salen, que conviven. Yo descubrí un mundo increíble y mi conexión con el público a partir de ahí. Llegué al corazón de la gente a través de los personajes.
El público argentino te puede querer un día, y odiarte al siguiente. ¿Considerás que lidiar con eso es un defecto o una virtud de tu profesión?
Lo vivo con naturalidad, porque también hace años que me viene pasando y me preparé para eso. No es que me desperté un día y era re famosa, eso debe ser difícil. Por ejemplo, los chicos que salen de Gran Hermano. Yo siempre pienso que estar encerrados cuatro o cinco meses, de pronto salir y pasar de ser anónimos a ser súper famosos no debe ser fácil de llevar. Es como que larguen a alguien a una Olimpiada sin haber entrenado, se va a lesionar. Esto sería lo mismo, hay que prepararse. Hay que estar fuerte espiritualmente, también hay que prepararse artísticamente o durás un ratito, porque el golpe de suerte lo puede tener cualquiera. Hay que renovarse, hay que mostrarle al público que no sos esos 5 minutos de fama, hay que conquistar nuevo público. Es todo un laburo que hay que hacer todo el tiempo y no bajar los brazos, sino te comen.
Y después saber que estás expuesta a que se digan un montón de cosas que no son, a que le vas a gustar a alguna gente y a otros no.
Si te ofrecieran ser conocida solo como artista, y no como persona, ¿aceptarías?
No, no, porque no es así. Porque la gente quiere a "Fati", la gente me conoce a mí. Sería una locura, ¿cómo no van a hablar de mi vida? Creo que cuando trascendés, te hacés popular y la gente te conoce, importa tu vida privada e importa tu trabajo, en la medida que una cosa no opaque a la otra, es todo un equilibrio. Cuando la balanza se corre, ahí empieza a haber cosas. Es tratar, en lo posible, de preservar tu vida, pero tampoco podés cerrar cortinas porque uno es publico, es popular. Hay que ir mediando eso, surfeando.
¿Cómo respondés a la maldad y a la gente malintencionada, entonces?
No hay que detenerse, porque eso es detenerse. Una vez que empezaste el camino, hay que ir para adelante. Obviamente, hay gente a la que le vas a gustar y gente a la que no. Aunque seas la Madre Teresa de Calcuta, que tenía detractores. Al principio, por ahí, uno se asusta. Después te das cuenta que es parte del juego.
¿Qué tanto te involucrás en las diferentes partes del espectáculo que van más allá de tu trabajo?
Yo estoy en todos los puntos, en la dirección artística, en la puesta en escena y en la puesta de luces, en las coreografías, en los vestuarios. Cuando salgo al escenario no tengo tiempo, porque me estoy cambiando, pero mientras me cambio escucho y estoy atenta a todo. Me gusta, lo siento así y nadie lo va a cuidar como lo cuido yo, aunque las personas que trabajan en el equipo tienen puesta la camiseta.
¿Sos muy autoexigente?
Re. Soy muy autocrítica. Es más, ahora aprendí a verme, hace unos años no podía. Si hacía algún trabajo no quería verme porque era terrible conmigo. Aprendí a aceptarme y a saber que esta lindo lo que hago, que lo puedo mejorar, pero está buenísimo. Cuando algo sale mal, aprendí a capitalizarlo. Eso es lo mejor, cuando te pasa algo malo, lo das vuelta y lo capitalizás. La gente lo aprecia, y uno dice, "qué bueno que pude salir de ese momento". Me olvidé de la letra, o me tropecé y me caí, pero caigo divina, hago así y asá, y la gente aplaude diez veces más.
¿Ser una figura pública y, además, trabajar imitando a otros requiere que tengas que tener muy claro quién sos?
Totalmente, eso lo vas aprendiendo con el tiempo. 15 años atrás, seguro no me conocía como hoy y me asustaba con el "¿qué dirán?". Ahora es "que fluya", si vos estás tranquila con quién sos, con lo que estudiaste y te preparaste, y con lo que estás brindando, todo se acomoda en los carriles del universo. Uno no puede manejar todo, uno quiere manejar todo y no maneja nada, el que maneja todo es Dios. Soy súper creyente, yo me bauticé a los 14 años, elegí ir a bautizarme, soy una persona que rezo mucho, tengo a mis santos de cabecera: San Expedito, San Benito, la Virgen de Fátima. La fe, de verdad, mueve montañas y soy muy devota, creyente.
¿La religión también te ha ayudado a aceptarte dentro de tu autoexigencia?
Sí, por supuesto. Cuando sentís que las cosas están difíciles, siempre una oración es como un mantra, yo me refugio mucho en Dios.
¿Es algo que heredaste de tu familia?
Surgio de mi, lo cual yo agradezco a mis padres que me hayan dejado esa libertad de poder elegir yo que elegía. Que yo pueda elegir. Yo elegí ir a bautizarme, acercarme y rezar. Estoy muy contenta de que me pase así.
Después de Uruguay, te vas a Las Vegas.
De Uruguay directo a Las Vegas. En Las Vegas es otro idioma, es un territorio nuevo, nunca fui a hacer un show, hice en Miami y me fue bárbaro, pero ahí, si se quiere. hay más latinos, más argentinos. En Vegas es una cosa más que va a ir gente de todos lados. Pero bueno, los desafíos a mí me gustan, me gusta salir de la zona de confort. Esto me parece que era una oportunidad, y una residencia de un mes. Iba a hacer un show solo y como les gustó mucho, me pidieron una residencia de un mes.
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