Por favor, no esperen más que eso, piden. Eso tiene que ver con una historia que no son más que retazos de una vida. No hay grandes conclusiones ni misterios que se resuelven. Solo hay instantes de la nada misma. 

La obra de teatro que propone eso está haciendo temporada en la Sala Lazaroff los jueves y viernes de agosto. Se titula Preciosa, o la vida de los caballos en honor a un personaje que es una yegua, pero que también es un poco humana y un poco símbolo. Y que tendrá un final trágico.

Esta historia, la construcción de la historia de Preciosa, apareció durante la pandemia. Gracias a la pandemia. Un actor uruguayo (que se convertiría en director), de nombre Chepe Irisity, empezó a consumir “una ensalada” cultural: Raymond Carver, Jack Kerouak, otros escritores de la generación Beat, Chéjov, Mujercitas, Tarzán, series policiales. 

“Dentro de esa ensalada viene la imagen disparadora de una yegua, el cuerpo de una yegua asesinada al borde de un lago. Entonces, con esa imagen, surgen las ganas de invitar a amigos a crear una obra en una especie de ejercicio de dramaturgia donde yo les envié un mail a cada uno, y a cada una, donde yo los estaba invitando a jugar. Les planteé como un esqueleto de personajes, de tres hermanas en una casa de campo, y ellos iban rellenando, respondiendo preguntas”, dice el director. Y así comenzó.

A finales de 2020 fue que hicieron la primera reunión presencial, como equipo, donde cada actor empezó a elegir su personaje. A raíz de eso, comenzaron con los ensayos y a levantar ese universo. Entonces, todos fueron aportando a las características de los personajes, “como para empezar a trabajar de una manera súper colectiva y cooperativa”.

Por eso, esta historia comenzó a construirse en base a improvisaciones, y así aparecieron los vínculos y las características más fuertes de los personajes. “Yo tenía ganas de que fuera una obra de personajes para los personajes, y que ellos se luzcan y que se sacaran las ganas de actuar lo que ellos quisieran. Nos manejamos mucho con el concepto de los caprichos. Ahí cada uno fue eligiendo sus características en base a este universo que yo les había planteado y, luego, después de un año y medio de investigación, yo me dediqué a bajar un texto coherente, que tuviera un conflicto, un desarrollo, un final, donde cada personaje pudiera transitar una gráfica que empezara de una manera y terminara de otra, así que yo les bajé el texto con todas las modificaciones y ahí terminó de armarse la obra”.

Foto: Bruto Videos

Entonces, lo que une la historia, el que está en el medio y el que la baja, sos tú.

En realidad, hice las veces de dramaturgo para escribirla y de director también, de un ciego guiando a otro ciego. Yo les había planteado ese universo y tenía como caprichos de dirección. Quería que fuese una obra de personajes, quería que hubiese una puerta, porque a mí me divierte mucho la entrada de los personajes, una especie de comedia de puertas, o de la presentación de los personajes en las películas, cuando aparecen por primera vez. En base a eso, levantar el universo. Eran ganas mías de sacarme ganas de escribir cosas, como el objetivo de la dramaturgia de dialogar con Kerouac.

Pasó algo muy curioso, que es que cuando yo llevaba estas escenas a la Tecnicatura de Dramaturgia, los docentes y los compañeros me decían que era como una parodia. Y yo decía que no, para mí no es una parodia, los personajes son de verdad y sufren de verdad, y el código de la actuación no quiero que sea paródico. De hecho, es un código que no es muy naturalista, pero no es parodia, no estamos parodiando ese mundo, estamos dialogando con ese Estados Unidos de campo, de las montañas, del bosque. Es como un policial fantástico, le dicen Johana Bresque, que es la vestuarista, y Fernando Scorsela, el iluminador. Le pusieron ese término y creo que es bastante acertado.

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¿Por qué ubicar la historia ahí, en Estados Unidos? No solo es lejos de Uruguay, sino que además las montañas y los lagos grandes también son lejanos a nuestro paisaje.

Justamente, por eso. Porque geográficamente sí está lejos, pero culturalmente, por lo menos para mí y para el grupo de mis amigos que actúan en la obra, está muy cercano en el sentido de consumir. Desde los dramaturgos norteamericanos, pero también desde un mundo audiovisual que nos marcó la infancia. Ahora, el mundo de los policiales. Pero también porque nos divierte mucho la estética. Nos daba ganas de meternos a dialogar con ese mundo y desde Uruguay, desde nosotros. Nos divertía para jugar. Nosotros nos queremos meter en una estética. La música, por ejemplo, nos inspiramos en los Doors. Hay una cosa de crítica al arte conceptual de Andy Warhol, hay un personaje que es el artista. Había muchas referencias, queríamos dialogar con eso y, en este caso, fue Estados Unidos y esa mirada que tenemos desde lo que consumimos.

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¿Por qué la yegua como personaje o como símbolo?

Preciosa es una yegua y al mismo tiempo no lo es. Es este ser que, cuando lo vas a ver en la obra, es dualidad porque empieza a tener características humanas. Leen el diario de Preciosa, comentan cosas que hizo Preciosa, que iba por la ruta fumando, a toda velocidad, escuchando música bien fuerte. Empieza a tener características humanas y termina siendo la excusa, la historia de Preciosa, para contar cómo se transforman estos personajes. 

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Esta obra fue seleccionada por la Residencia Artística de la Sala Lazaroff, ¿cómo sucedió eso?

Fue fundamental para nosotros. Veníamos de un año y medio o dos de trabajo y ya estábamos buscando sala donde estrenarla, cuando aparece esta residencia que era la primera convocatoria de la sala para una obra en residencia. Esto significa que el grupo seleccionado tenía la oportunidad de ensayar en la sala, tres meses, estrenar ahí y hacer temporada ahí.

Preciosa es la primera obra que se está haciendo de temporada de teatro. Han ido algunas obras, pero puntualmente, una función o dos, música también, pero no una cosa de ocho funciones que se hacen allí de temporada. Para nosotros fue fundamental para exprimir, para terminar de encontrar el lenguaje, para exprimir la teatralidad. Cambió hasta el volumen de la proyección de los actores. Tenía que ser desde un lugar mucho más intenso, la plasticidad en el cuerpo pasó a ser un medio tono más expresivo y no una cosa un poco más naturalista, como lo estábamos trabajando antes. Para nosotros fue un privilegio poder ensayar tres meses ahí y estamos muy contentos con el resultado, y no sé cómo hubiese sido si no hubiésemos podido ensayar ahí.

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Aunque has trabajado con la Comedia Nacional, como actor y como director, Preciosa entra más bien en la categoría de teatro independiente. ¿Cómo es hacer teatro independiente en Montevideo?

Es algo que involucra mucha pasión, mucho trabajo, mucho tiempo invertido. Esta es la segunda obra que dirijo, pero la primera que escribí yo. El año pasado había tenido la experiencia con la Comedia Nacional de dirigir. Había un montón de pros en cuanto a la producción, a las fechas definidas, a que uno no se tiene que preocupar por más nada que no sea dirigir. En esto de teatro independiente le encontré el gusto a este proceso que, además, es el que siento. Es tener que trabajar en cosas de producción, en la dramaturgia, en coordinación con la sala, en la difusión y también me encuentro mucho más apasionado y con la camiseta puesta de decir, “vayan a verlo porque estuvimos dos años, y esto tiene estas fortalezas y estas debilidades, pero es la forma en que lo sabemos hacer y que vamos aprendiendo en el camino”.