Por Federica Bordaberry
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“Ustedes y nosotros nos debíamos una despedida”, le dijo Chano Charpentier a su público en el Lollapalooza Argentina 2023, después de subir al escenario tras su última internación. Con la presencia repentina de la banda completa en el fondo, avisó: “Vuelve Tan Biónica”.
Casi dos meses después, la banda anunció a través de sus redes sociales que “La Última Noche Mágica”, nombre que eligieron para el set de shows de despedida, sería el 28 de octubre del mismo año en el Estadio Vélez de Buenos Aires.
Sería, entonces, la primera presentación en vivo después de siete años de inactividad. De siete años de impasse. Su última gira fue en 2016, la conocida “Vuelta al Mundo 360° Experience”.
Llenando, finalmente, cinco estadios (tres Vélez, un Estadio Ciudad de La Plata y un River, alcanzando las 270 mil entradas vendidas), Tan Biónica extendió la gira a ciudades como Mar del Plata, Córdoba, Punta del Este, Asunción y Montevideo (el 13 de abril de 2024 en el Antel Arena).
Este preludio existe porque solo con él se puede comprender por qué el show de Tan Biónica de ayer, 29 de diciembre, en el Open Park de Punta del Este, fue como fue. Un show que fue, claramente, armado para los fanáticos que los siguen desde hace mucho tiempo.
Algún medio argentino ha declarado que Chano pareció alcanzar la redención artística después de ocho años separado de la banda que lideraba, varios titulares en prensa y diversos incidentes extramusicales vinculados a accidentes y rehabilitaciones.
Pero la redención no fue artística. Fue, en realidad, con su público. Habiendo hablado muy poco hasta la mitad del concierto, trajo un repertorio musical que se dividió en tres partes.
La primera, hits tras hits, canciones de corte pop rock con toques de electrónica: “Hola mi vida”, “Beautiful”, “Música”, “Loca”, “Víctimas”, “Tus horas mágicas”, “Lunita de Tucumán”, “El duelo”, “Ella”, “Vidas perfectas”, “Pastillitas del olvido” (solo con Bambi cantando), “Las cosas que pasan”, “Obsesionario en La Mayor”. Incluso, la incorporación de formatos DJ con bandejas.
La segunda, un acústico improvisado: “Claramente”, “Poema de los cielos”, “Momentos de mi vida”, “El asunto”.
El final, la explosión de todo lo anterior: “Ciudad mágica”, “Mis noches de enero”, “Arruinarse” y “La melodía de Dios”, repetida por varios coros del público.
En medio de aquello, lo obvio, lo muy Chano: juegos con rayos láser, gráficas con referencias a lo biónico, a lo espacial, lluvias de confeti y explosiones de humo blanco.
Incluso, el anuncio de que Tan Biónica agregará una noche más a su show en el Antel Arena con precios de entradas de campo más baratos.
En una de las primeras noches de baja temperatura de la temporada de verano en Punta del Este, las puertas del Open Park abrieron a las 9 de la noche. Cada quince minutos, el público que esperaba a Tan Biónica, aplaudía para motivar la salida temprana de la banda. Entre todos ellos, la diversidad de fanáticos fue total. Se avistó, por ejemplo, al actual Ministro del Interior, a varios influencers, músicos, artistas plásticos. A niños, adultos mayores, adolescentes.
A las diez de la noche, una hora después de la apertura del predio para el público, la banda subió con un show muy similar al que dio en Buenos Aires. Tras la introducción de la gira, un warm-up con “Seven Nation Army” de The White Stripes, comenzó con “Hola mi vida” y una ola de celulares que se levantaron para filmar el histrionismo de Chano.
Enseguida, se vio acompañado en mitad de la pasarela por su hermano Bambi, el bajista de la banda, que también estuvo presente en voces. Allí irían alternando a los miembros de la banda durante distintas situaciones.
Un show que duró aproximadamente dos horas, pero que fue desprolijo en varios sentidos. Acoples de micrófono constantes. Los bajos retumbando en muchísimos lugares de la carpa del Open Park y, por último, en los oídos del público. Un idioma que confundió al público varias veces: usos de las expresiones “buenas noches” o “chau” por la mitad del show, o invitaciones al escenario al propio Chano o a la banda, ya habiendo estado ellos ahí.
Extraña (¿extraña?), viniendo de una banda que, desde 2002, cuando comenzó su carrera, recibieron múltiples premios y reconocimientos en Argentina y América Latina. Nominaciones en los Latin Grammys, discos de Oro y Platino, premios Carlos Gardel, Kids Choice Awards, MTV, 40 Principales. Fueron nombrados Personalidad Destacada de la Cultura de Buenos Aires y Embajadores de la Música Argentina en México.
Un show que, aunque terminó con un tercer cambio de ropa que igualaba a todos los miembros de la banda, no permitió olvidar que, durante los años de impasse, cada uno se desarrolló en otras áreas.
Desde la separación de la banda en 2016, tras un anuncio en redes sociales, cada integrante del grupo tomó su propio camino. Chano y Bambi empezaron sus carreras solistas, Seby (Sebastián Jorge Seoane, guitarrista) se desarrolló como guitarrista colaborador y Diega (Diego Lichtenstein, baterista) se enfocó en ser DJ, además de ser productor y colaborar como baterista en grabaciones.
De hecho, quien quizá más demostró su “nueva vida” fue este último, subiéndose con bandejas a hacer un set de DJ breve y poniéndose a rapear en una de las últimas canciones.
El show de Tan Biónica, que contó con un Chano saltando de acá para allá, abriéndose de brazos, cantando con rostro de intensidad, careció de fineza musical, pero tuvo el aguante de su público durante las dos horas completas del show. Un público en el que las personas que no saltaron fueron pocas y que ardió en aplausos con comentarios como “escuchá lo que yo te digo, ¿escuchaste bien? Vas a mover el orto como nunca lo moviste en toda tu vida”.
Un público que apareció con carteles, que contó con algún que otro desmayado. Un público que escuchó esto:
Esperamos haberles mejorado la vida aunque sea un ratito con este show. La vida, que es ese lugar donde la mayoría del tiempo nos la pasamos esperando algo. La vida, que está llena de colectivos o de trenes que se equivocan de estación. Tarde o temprano, la vida nos muestra el verdadero valor de las cosas. Y, a fin de cuentas, lo único que resiste a los efectos del tiempo son los recuerdos y los momentos que nos llevamos. Alguna vez, nosotros, los que estamos hoy, vamos a decir, “yo estuve en la última noche mágica”. Porque la vida es una adivinanza, Uruguay, de aquello que todavía no hicimos. No hay nada escrito para nosotros, sino que somos lo que escribimos. De eso se trata esa aventura loca de andar nuestro camino, esta conexión de maravillas y sueños, para nosotros, se llama destino. Gracias por estar acá. Las cosas pasan. Pasan porque pasan.
Y que luego gritó “olé, olé, Chano”, durante varios minutos.
Lo que es seguro es que los shows de Tan Biónica son de agite, de hinchada, de fanatismo.
Por Federica Bordaberry
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