El periodista César Bianchi publicó en noviembre de este año el libro (Casi) Todos Felices, de la editorial Sudamericana, que reúne las entrevistas del ciclo Seré Curioso, que publica semanalmente en Montevideo Portal y que en el último tiempo también desarrolla para VTV.
En las más de 430 páginas, Bianchi seleccionó las charlas que mantuvo con autoridades nacionales, expresidentes, artistas y referentes de diferentes sectores de Uruguay. Si bien reconoce que no hubo criterio único para elegir, dice que su idea es que el lector se “adentre en el arte de la entrevista”.
Además, el libro presenta dos entrevistas exclusivas que no fueron publicadas antes: una es a Ruben Rada y la otra a Jaime Roos. En diálogo con Montevideo Portal, el autor habla sobre cómo prepararse para cada charla, la dificultad de llegar a algunos personajes y anécdotas con entrevistados.
¿Hay alguna entrevista del libro que recuerde más que otra?
La del general Carlos Silva Valiente porque tuvo mucha repercusión en otros medios, algo que con el Curioso no pasa porque son más historias de vida. El tipo negaba la dictadura, decía que los políticos aprovecharon un vacío de poder, minimizó a los desaparecidos. Hizo afirmaciones, por lo menos, polémicas o hasta infelices. Pero bueno, es lo que el hombre piensa y es el representante del Centro Militar.
Después me costó mucho la selección porque fueron casi 600 en 10 años. Algunas las elegí por las historias. Por ejemplo, la de Luciano Supervielle por la historia que cuenta; sentí que se abrió a propósito de la pérdida de su mujer, un chico con síndrome de Down y otra con enanismo. Después, por lo general, las elegí por sus historias.
Pero las dos que más me costaron en materia de negociación para conseguir son las de Rada y Jaime Roos. Jaime me dijo que no, después me dijo que sí pero él quería para el Portal y yo para el libro. En el medio se calentó y al final renegociamos y salió la foto. Y Rada, que siempre fue accesible, ya no quiere dar notas por la vejez y eso impidió que saliera fácilmente.
Al momento de preparar, ¿hubo alguna que le haya costado más?
Sí, por ejemplo, un expresidente de la República te cuesta más porque no la preparás como a un ministro o una autoridad. Y ahí está el fino límite entre que él se luzca y que enumere sus logros pero también interpelarlo por lo que no pudo hacer. Sus costados oscuros, digamos. Después, si nos vamos del libro, algunas me costaron mucho más.
La de Antony Rodríguez, el Pato Feo, me costó hasta hacerla. Yo me iba a meter [a la cárcel] como si fuera medio pariente de él y el día que estaba yendo volqué en el auto, destrocé el auto. Se la terminé haciendo por teléfono, que vos lo llamabas a un número fijo pero cada tres minutos se cortaba. La charla duró como una hora y media pero cada tres minutos se cortaba. Entonces, costó desde lo logístico y yo sabía que Santo y Seña estaba detrás de esa entrevista.
Si bien no hay un criterio, en la selección hay como una especie de sube y baja.
Sí, de eso se trata. Hay algunas que son más lindas, otras historias que no, que en realidad son más crudas. Y después tenés personajes que por su declaración valen la pena, por ejemplo la de Silva Valiente.
¿Suele tener reclamos de los entrevistados?
Sí, siempre hay reclamos, pero como el periodismo no es una ciencia exacta no siempre tenés que actuar de la misma manera. Cuando hice el libro sobre la Operación Océano tomé decisiones que estaban todas justificadas. Y esto es lo mismo: depende del reclamo. Si vos dijiste algo jugado que para mí es relevante periodísticamente, no lo cambio. Pero si al público no le cambia nada, no tengo problema en acceder al pedido.
¿Sos feliz?
(Se ríe) Sí, soy feliz porque voy a ser papá y estoy descubriendo un mundo que siempre me lo contaron y ahora voy a vivir.