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Contenido creado por Catalina Zabala
Cine
Cannes y el cine

Celeste Dalla Porta, la nueva musa de Paolo Sorrentino

La actriz de 26 años le dio vida al mito de la sirena Parthenope en la nueva película del director y charló con Latido Beat.

24.10.2024 15:47

Lectura: 9'

2024-10-24T15:47:00-03:00
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Por Nicolás Medina
nicomedav

Nacida en Navidad, un 24 de diciembre en Monza, una pequeña ciudad al norte de Italia conocida por su calma provinciana y la sombra que proyecta Milán, Celeste Dalla Porta parecía destinada a una vida lejos de las luces del cine. Sin embargo, el arte siempre tuvo un lugar especial en su vida, un refugio silencioso. Estudió en la Brera Art School, donde se impregnó de una sensibilidad creativa que rápidamente llamó la atención de aquellos que la rodeaban. Fue en ese entorno donde empezó a coquetear con la actuación.

En 2020, comenzó a realizar algunos papeles secundarios. Pequeñas apariciones que, aunque discretas, empezaron a tallar su figura en el cine italiano. Su verdadero salto a la fama, sin embargo, llegó como una casualidad. Paolo Sorrentino la "encontró" en una prueba que inicialmente parecía rutinaria. Pero Dalla Porta no era rutinaria. Algo en su manera de habitar el silencio, en su forma de contemplar sin hablar, capturó la atención del director italiano. Y así fue como se convirtió en la protagonista de Parthenope (2024), su más reciente obra, una película que mezcla la belleza decadente de Nápoles con la fragilidad de la existencia humana.

En Parthenope, Celeste encarna a una mujer atrapada entre los fantasmas de su pasado y un presente que no sabe habitar. El personaje, complejo y lleno de aristas, navega entre la desesperación y la sensualidad, pero no de manera obvia. Hay algo en la actuación de Celeste que va más allá del cliché de la femme fatale. Es una seducción que no apela a lo físico, sino a algo más profundo, casi imperceptible; una atracción que nace de su forma de ocupar el espacio, de sus silencios, de sus gestos contenidos.

La encontré en Cannes, en medio del torbellino que acompaña al estreno de cualquier película en el festival, pero lejos de la imagen glamorosa que uno podría esperar, Celeste se mostró con una calma inusual, que la hacía destacar aún más en un entorno lleno de estridencias. Su apariencia, delicada y etérea, no es lo que más impacta al conocerla. Es su voz, suave pero segura, lo que de inmediato captura la atención. En su hablar pausado, se revela una seguridad discreta, pero inquebrantable. Hay algo en ella que la hace parecer despreocupada, como si el frenesí del festival no tuviera efecto sobre su temple. Sin embargo, en su mirada, se esconde la intensidad que refleja en el personaje.

Conocer a Dalla Porta es un poco enigmático, casi como el personaje Parthenope: nadie sabe muy bien cómo llegó allí, pero merece estar donde está. Su belleza esta ahí, al igual que en el personaje—delicada y clásica, casi estereotípica—, pero lo que verdaderamente la distingue es algo más profundo. No es la habitual figura de la joven estrella de cine con ambiciones grandilocuentes; hay en ella una especie de quietud que desarma, un misterio que no se revela de inmediato, pero que habita en cada uno de sus gestos y en la forma tranquila en que elige sus palabras. Esta misma calma se refleja en la pantalla, donde su seducción no es carnal ni calculada, sino más bien una atracción que emana de manera incandescente bajo la increíble dirección de Sorrentino sobre un personaje tan ajeno a él.

Luego del estreno de la película, Latido BEAT charló con la actriz italiana en la azotea del Hotel Marriot, donde también se encontraban Paolo Sorrentino y Gary Oldman, en una conversación acerca de su aproximación al personaje, su trabajo con el director y el actor ganadores del Óscar, y sobre cómo Parthenope interpeló a Celeste.

Celeste Dalla Porta. Foto: Saskia Lawaks

Celeste Dalla Porta. Foto: Saskia Lawaks

¿Cómo fue interpretar a esta figura que es casi como una sirena?

Fue un trabajo realmente intenso, porque el personaje, esta figura, representa muchas cosas al mismo tiempo. Y es bastante complejo, porque es más bien una metáfora de la ciudad de Nápoles, que es esta ciudad maravillosa pero que al mismo tiempo tiene algo oscuro en ella. No trabajamos tanto en la sirena como símbolo, sino más bien en una mujer real y el viaje que hace a través de su vida. La sirena es más bien la ciudad de Nápoles con todas sus contradicciones.

¿Qué quería saber Paolo de ti durante el proceso de casting?

Él buscaba entender cómo es ser una mujer joven el día de hoy. Y cómo es esta generación, mi generación, que era un poco desconocida para Paolo, a pesar de que sus hijos tienen casi mi edad. Y quería saber cómo es para una mujer tener la libertad que puede tener hoy en día.

¿Qué te atrajo del personaje, que es un personaje extremadamente misterioso, pero también curioso? ¿Qué querías explorar de él?

Esas son exactamente las dos cosas que me gustaron de ella. Me enamoré de su curiosidad y su misterio. Lo que me gusta de Parthenope es que acepta el dolor y el sufrimiento, que es de hecho un dolor fuerte y un sufrimiento difícil. Y el dolor de la tragedia se vuelve una cicatriz que está con ella toda su vida, pero con la que ella acepta vivir y aceptar. Y al aceptar este dolor se vuelve libre. También me atrajo el hecho de que no juzga a la gente y no le importan los juicios o lo que opine el resto del mundo.

La película gira en torno a Nápoles, ¿Cómo es tu relación con la ciudad?

Yo soy de otra ciudad, de Milán, en la otra punta de Italia. Comencé a conocer Nápoles poco a poco, pero desde el principio me sentí en casa allí. Llegué a pensar lo mucho que me gustaría vivir en Nápoles. Creo que fui creando un lazo o una conexión con la ciudad. Y el simple hecho de pensar e interpretar a una persona que nació y vivió en Nápoles me permitió vivir una experiencia realmente profunda a nivel personal que me conmovió.

Parthenope (2024), Paolo Sorrentino

Parthenope (2024), Paolo Sorrentino

Paolo está haciendo una película centrada en el personaje de una mujer joven. ¿Cómo te parece que opera la mirada masculina en la construcción de la película?

Creo que la mirada de Paolo es bastante antropológica. Yo no percibí realmente la mirada masculina cuando estábamos filmando. Porque es más bien Paolo mirando a los seres humanos, tanto hombres como mujeres, entonces combina los aspectos masculinos y femeninos. Creo que quizás Paolo ha mostrado y trabajado en la forma en la que se siente esta parte femenina y esta manera de ver las cosas con una mirada femenina. Y creo que eso es importante, es algo que todos los artistas deberían hacer en su trabajo. Sacar todo lo que tienen dentro.

Quizás este personaje es una especie de alter ego de Paolo, sabemos que él ha pasado por tragedia y mucho dolor en su vida. Y quizás esta vez quería trabajar con un personaje femenino para ver las cosas de una manera diferente. Siempre está mirando a todos los aspectos que hacen a un ser humano. Y creo que es importante que una persona de una determinada edad, como es el caso de Paolo, quiera ponerse en los zapatos de una persona joven.

¿Cómo fue compartir escenas con Gary Oldman?

¿Con Gary Oldman o con John Cheever? Fue muy especial conocerlo. Creo que el mismo tipo de relación que existe entre Celeste y Gary Oldman es la que hay entre Parthenope y John Cheever. Así como Parthenope conoce a este escritor con el que simpatiza tanto, del que lee sus libros, lo mismo me sucedió a mí. Porque Gary es una referencia muy importante como actriz. Tanto Celeste como Parthenope parecen encontrar lo mismo en la figura de este hombre. Gary es sumamente especial y tremendamente generoso trabajando. También es interesante ver que John Cheever es un artista que ha de cierta forma ha dejado que el dolor tome control de él, a través del alcohol y de las memorias. No es capaz de superar este dolor. No como Gary Oldman que sí ha superado estas situaciones. Pero al mismo tiempo se siente como un hombre que está en paz consigo mismo, y en ese sentido el actor es como una puerta corrediza de en lo que Cheever se podría haber convertido si hubiera tenido la oportunidad y la libertad de seguir otro camino.

Parthenope (2024), Paolo Sorrentino

Parthenope (2024), Paolo Sorrentino

Hoy se habla mucho de la exposición de los actores. ¿Cómo te sentiste en los momentos que estabas tan expuesta en el set? ¿Tenés la misma confianza que tiene Parthenope?

Estaba interpretando a Parthenope y su cuerpo era uno de los centros de atención. Entonces intentaba más que nada confiar en ella, en el personaje. Era un proceso muy interesante confiar en ella y usar su libertad para realmente lograr y ser lo que tenía que ser para interpretar lo que Paolo quería.

¿Cómo fue trabajar con épocas que naturalmente no eran las tuyas, como los 50 y los 60? ¿Usaste algún método en particular para guiarte?

La música. La música fue mi referencia principal. Escuché mucha música porque en ella podés encontrar todo. Podés encontrar el sonido verdadero de una época o una era. Descubrí, por ejemplo, a Teresa De Sio, que es una cantante napolitana de los 60 y en sus canciones realmente se siente la esencia de Nápoles. Creo que ese fue mi principal método.

¿Cómo te interpeló a nivel personal hacer esta película que habla también sobre madurar?

El paso del tiempo es uno de los temas principales de la película. La idea de que no hay forma de volver atrás. No solía prestar mucha atención a esto. Claro que soy consciente del paso del tiempo y lo complejo y misterioso que es. Pero antes de empezar a trabajar en esta película no sabía absolutamente nada de mi futuro, todo era un sueño. Ahora, luego de esta experiencia, siento que tengo que dejar atrás algunas cosas, como la despreocupación. Porque creo que las cosas, ahora que cumplí este sueño, son distintas a lo que eran. 

Por Nicolás Medina
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