Por Agustina Lombardi y Valentina Temesio
Tiene 53 colaboraciones con músicos reconocidos en los últimos cuatro años. Fue el artista argentino más escuchado en Spotify en 2022, al día de hoy: lo escuchan 43 millones de personas al mes. Su canal de YouTube tiene 18 millones de suscriptores, en Instagram son 17. Tiene 24 años. A los 13, Gonzalo Julián Conde se descargó un software gratuito para hacer música en su computadora. Aprendió solo con un tutorial. Después hizo clases de piano para aprender teoría musical. La semana pasada lanzó su última Music Session junto con Shakira y alcanzó 50 millones de reproducciones en el primer día. Según Tweet Binder, entre el 10 y 17 de enero del 2023, generó una conversación que involucra 469.407 de tuits.
De su cuarto de Ramos Mejía llegó al resto del mundo, mediante clicks, números, me gusta y compartidas, el joven beatmaker genera conversación entre usuarios de internet o consumidores de medios. Comenzó recopilando videos de la competencia de batallas de rap El quinto escalón, por lo que generó un vínculo con artistas que ocupan un lugar importante en la escena de su país y en el mundo del trap. Duki, Trueno, Paulo Londra, Tiago PZK e YSY A son nombres que ya estaban a su alcance. Hoy trascendió las fronteras de Argentina y se vincula con artistas internacionales desde su habitación.
En 2022 se publicó una nota sobre él y se tituló “Todo lo que toca pasa el millón”. ¿Qué es lo que hay detrás del fenómeno Bizarrap? Entre la música y la comunicación, siete voces analizan al artista argentino desde su propia perspectiva para intentar entender cómo logró llegar a ubicar hoy un espacio tan importante en la música.
Donde el público está
Desde YouTube, Instagram, Twitter o TikTok, Bizarrap utiliza las redes sociales para difundir su música. Él es el mensaje, las redes sociales son su medio. Aunque, como señala el equipo de Wasabi Digital —agencia especializada en marketing digital—, termina “siendo medio y mensaje a la vez”, porque las plataformas son autogestionadas.
Sofía Montero, magíster en Dirección de Comunicación, opina que Bizarrap “ha encontrado la forma óptima de comunicarse con su público principal, que es la generación Z, su generación”, nativos digitales. Además, agrega que, si bien el productor se presenta en vivo, “no es ahí donde se difunde su música ni lo que explica su popularidad”. La difusión, como concepto, puede que se aproxime más a explicarlo, o entenderlo. “Creo que pasa con muchísimos artistas hoy: sus redes personales son la forma de comunicarse con su público más fiel y de contar una historia que no solo se arma a través de las canciones sino de todo lo que comparten”.
En cuanto al poder de la difusión, Manuel Amorín, creativo publicitario en Fe Think Studio, observa: “Ahora es conocido a una escala casi global, pero ya era una celebridad entre los teens hace más de cinco años”. La difusión que logró Bizarrap a través de sus propias redes hace que su música se viralice con rapidez, al igual que las reproducciones de sus canciones. En la última semana, con el lanzamiento de la BZRP Music Session #53 con Shakira, el argentino que produce desde su cuarto llegó a ser nombrado en medios de comunicación en Nigeria, Estados Unidos y España. El equipo de Wasabi Digital coincide en el rol que tiene internet, como “globalizador y amplificador”, a la hora de hacer llegar estas canciones a “distintos públicos de todo el mundo”.
Tadu Vázquez es un joven productor uruguayo, sobre todo en el género urbano. Para él, “cambió la forma de consumo de la música”, que vincula a la existencia de las redes sociales, y piensa que Bizarrap es una “consecuencia” de eso. Plataformas como Instagram y TikTok, observa, exigen un consumo inmediato: “Todo ya y nuevo, lo que genera que se acorte el margen de atención que la gente le presta a las cosas”. Desde su perspectiva en producción, eso se refleja en el tipo de canciones que hace Bizarrap y facilita que los usuarios se apropien de sus canciones, que son utilizadas en TikTok, por ejemplo, para hacer bailes. Eso mismo sucedió con la BZRP Music Session #36, en la que canta Nathy Peluso.
En equipo
Bizarrap nunca está solo en sus sessions. Gran parte de su éxito se debe al artista que lo acompaña. Por su set pasaron Nathy Peluso, Paulo Londra, Duki, Snow Tha Product, Pekeño 77, Quevedo, Residente. Y muchos más que, si bien pertenecen a diferentes géneros, tienen algo en común: “Su público consume muchísimo”, explica Montero. “La colaboración con esas figuras multiplica el alcance y el impacto de las sessions, y, seguramente, traiga público nuevo cada vez. En otros casos, son las sessions que hacen virales a otros artistas”, agrega. Producir un tema con Bizarrap es un win-win: gana él y también quien pone su voz.
Esta estrategia de trabajo genera, para Sebastián Auyanet, consultor de medios de comunicación, una “validación” que confluye entre los “propios artistas” y la “industria”. “Me sorprendió mucho ver esa foto de Messi en su presentación abrazando a Bizarrap como si la estrella fuera él”.
El efecto es mutuo: los artistas también elevan al productor. “Es muy interesante que en sus primeras sesiones haya habido gente que parecía de otro mundo. Ver a Nicky Jam grabando en un cuarto en una casa de clase media de Buenos Aires, ya de por sí es raro”, agrega Auyanet.
“Las colaboraciones de Bizarrap cuidan mucho el timing y agregan un capítulo a historias que ya se están construyendo”, comenta Montero. Del mismo modo, para Vázquez, “todos los movimientos están mucho más pensados de lo que la gente se imagina”. La audiencia genera conversación con el producto, pero, también, el beatmaker toma los “temas de los que ya se está hablando”, y, según Montero, “eso ayuda a que se genere una conversación alrededor de la canción”. Eso sucedió en la última sesión, que tuvo como protagonista a Shakira y resignificó la historia de su separación con Gerard Piqué. A raíz de la canción, se generaron debates en redes sociales, en la calle, en los medios de comunicación, en la sobremesa. Otros actores de la vida privada de la cantante, entonces, se pusieron en el foco de la conversación, sus hijos, así como el feminismo, la sororidad, la maternidad.
Cuando el argentino publica nuevo contenido, “el producto trasciende la canción y complejiza su consumo”, explica el equipo de Wasabi. ¿Qué pasa? Primero, Bizarrap identifica a un artista o una situación que sea “relevante para el público”. Segundo, mediante mensajes y pistas sutiles en redes sociales que anticipan lo que está por venir, crea un storytelling junto con los usuarios. Para la empresa de marketing digital, “sin las redes sociales, el producto sería valorado únicamente como canción y no como el fenómeno Bizarrap”.
El hecho de que las Music Sessions se anuncien con poca anticipación, genera expectativa en el público; ahí es donde comienza la conversación e intercambio en las redes sociales. Para el músico, productor y periodista musical Andrés Torrón, “hay un efecto acumulativo. Cada lanzamiento ha sido más exitoso, eso genera más expectativa cada vez". Y, así, la espera incita a que su público se apropie del contenido que produce, por ejemplo, en las “reacciones en vivo que realizan los streamers y youtubers, amplificando su producto con sus respectivos públicos e incentivándolos a la opinión”, señala el equipo de Wasabi. A través de los consumidores, Bizarrap genera un espacio de conversación sobre sí mismo.
Fanatismo por el productor
A Bizarrap se lo mide en números. Si los números hablan, si los números reflejan éxito, si los números sirven para comparar y medir el impacto de un fenómeno, los números —que son personas representadas en usuarios, reproducciones y visitas— indican que hay fanatismo detrás de Bizarrap. “Llegó el día en el que el productor dejó de figurar solo en los créditos para volverse tan importante como el que está delante del micro”, reconoce Alfonsina. Para la cantautora uruguaya, “que un artista se ponga de moda no es inusual, pero que sea un productor y, además, latino, tal vez sí”. Amorín dice algo en la misma línea: “Tal vez sea el primer artista de la región que encarna uno de los arquetipos de la era, cuyo eje principal es llegar a la fama utilizando el alcance de internet”.
Como productor o beatmaker, Bizarrap se ganó el protagonismo que antes hubiera tenido una estrella de rock. ¿Por qué?
Para Vázquez, el productor “entendió muy bien cómo generar un universo en torno al producto y al arte”. Además, a pesar de que Bizarrap haya realizado 53 sesiones desde que comenzó en 2019, su producto —tanto la música como el video— es algo novedoso. “Creo que, hace ya muchos años, estamos en una época en la que, por darle etiquetas a la música, los artistas lograron que ni la prensa ni la industria pueda clasificarlos”, comenta Auyanet.
Por otro lado, Alfonsina agrega que la música del argentino tiene “estribillos poderosos, secciones entretenidas y un radar atento a los sonidos del momento. Características de lo compartible, lo que las redes sociales ciertamente valoran”.
Por más que hoy la música se comience a escuchar de forma privada —en la computadora o celular—, el fenómeno masivo se genera en ese mismo intercambio virtual. Y Bizarrap se posiciona entonces como el productor al que los artistas buscan someterse, señala Auyanet.
Personalidad
¿Cómo alguien que apenas se muestra puede tener tanto poder sobre su público? ¿Cómo, entonces, mostrando tan poco su rostro, millones lo esperan? El misterio es, también, otra estrategia clave que Bizarrap utiliza a la hora de publicar sus canciones. Se construye, según dice Montero, mediante su estilo, su forma de interactuar con sus seguidores, con su comunicación enigmática.
Para el equipo de Wasabi, el misterio es “una herramienta para ‘enganchar’ al público”. Aunque la expectativa surge por el enigma de las colaboraciones, Bizarrap “aparece específicamente para hacer los anuncios y sacar las canciones”, analiza Montero. Para la magíster, “más allá de ser una figura pública, con millones de seguidores en redes sociales, logra mantener algo enigmático en sus apariciones”. Las gafas oscuras y la visera que tapa su rostro es la imagen que más lo caracteriza, “a lo Daft Punk o Sia”, menciona Amorín.
Pero eso no lo aleja de su público. El equipo de Wasabi analiza que, al estar “siempre en su cuarto de Ramos Mejía da sensación de que cualquier persona puede producir música”. También “humaniza al artista” la estética de sus videos: “No hay un despliegue audiovisual importante, es más crudo e íntimo, y, por ende, más expuesto, de cierta forma”. Con eso, el joven de 24 años interpela a sus pares, su público. Para Amorín, “ejecuta muy bien el espíritu del ‘hazlo tu mismo’ de una generación que crea contenidos online”.
“Como todo en la comunicación, se construye a partir de la coherencia con lo que uno es: no con una sola buena colaboración, sino con la construcción de un estilo, de una forma de interactuar con el público, un formato de anuncios enigmáticos e, incluso, una identidad visual”, concluye Montero.