Por Nicolás Medina
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A pesar de que cada año su audiencia es más baja, los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (conocidos popularmente como los Premios Óscar) siguen marcando el final de la temporada de premios dentro de la industria del cine, cuyo inicio está marcado por las nominaciones a los Globos de Oro.
Entre diciembre de un año y marzo del siguiente, la prensa, los críticos, los integrantes de la industria cinematográfica y el público comienzan a debatir sobre las mejores películas del año. Algo tan absurdo como divertido. Absurdo porque, en la mayoría de los casos, el hecho de que una película llegue a estar nominada puede ser proporcional a la cantidad de dinero que distribuidores y productores invierten en campañas casi más propagandísticas que publicitarias. De cara a la temporada que cierra meses más tarde con los Óscar, los estudios y las casas productoras comienzan a empapelar Los Ángeles y hacer públicas sus campañas de for your consideration —para su consideración—. En estas se llega a incluir las categorías a las que la película “merece” estar nominada. Con el fin de llamar la atención de los votantes que nominarán y, finalmente, premiarán a una serie de películas cuyos nombres tienden a repetirse a medida que las ceremonias avanzan.
Sin embargo, a pesar de lo absurdas, polémicas o manipuladas que puedan ser ciertas premiaciones, no dejan de ser una fiesta del cine muy divertida de ver, donde los “grandes” de la industria se aplauden a sí mismos mientras aprovechan el escenario y el galardón como plataforma para dar discursos políticos o ideológicos. En los últimos años han mencionado el empoderamiento femenino, el calentamiento global, el racismo y hasta la inseminación artificial de vacas, cuando Joaquin Phoenix recibió su premio al mejor actor por su papel en Joker (2019).
Y entre lo espectacular —en el sentido más literal de la palabra— de estas premiaciones, lo bochornosas que pueden llegar a ser y esa innata necesidad del ser humano por tomar partido por un bando u otro, estas transmisiones, con sus alfombras rojas, famosos vestidos de gala y segundos de tensión antes de la revelación de los ganadores, se vuelven algo casi que obligatorio de mirar para cualquier persona apasionada por el cine.
Por las modalidades y criterios de selección, ciertas tendencias históricas o, simplemente, por no contar con suficiente poder económico para sustentar una gran campaña, a muchas películas no les llega la invitación a la gran fiesta de la Academia de Hollywood, que se llevará a cabo este domingo 12 de marzo en el Dolby Theatre de Los Ángeles.
Y como esta falta de exposición puede llevar a que algunas grandes películas sufran una falta de interés, o incluso de conciencia sobre su existencia, presentamos una lista de cinco películas que no cuentan con ninguna nominación a los Premios Óscar pero que realmente vale la pena ver.
The Northman, de Robert Eggers
Robert Eggers forma parte de una nueva generación de directores, junto con Ari Aster (Hereditary, Midsommar) y Jordan Peele (Get Out, Us, Nope), que pisan fuerte en el cine de terror actual; ese terror que popularmente se ha empezado a considerar elevated horror. Ese término hace referencia a que se trata de películas de terror pero con un contenido subtextual más complejo o intelectual. Eggers saltó a la fama con The Witch (2015), protagonizada por —una todavía no famosa— Anya Taylor-Joy, y se consagró con The Lighthouse (2019), que interpretaron Robert Pattinson y Willem Dafoe. El hombre del norte (como se estrenó localmente), se aleja por completo de las estructuras minimalistas y perturbadoras de Eggers y da paso a su primera megaproducción, que aunque fue muy bien recibida, tanto por la crítica como por el público, fue un fracaso en taquilla: no superó su presupuesto. Uno altísimo, como era de esperarse para una película cuyo elenco incluye a Alexander Skarsgård, Anya Taylor-Joy (con salario actualizado), Nicole Kidman, Björk, Ethan Hawke y Willem Dafoe.
Bajo el mantra “te vengaré, padre. Te salvaré, madre. Te mataré, Fjölnir”, el príncipe Amleth emprende un viaje de venganza que se adapta de una leyenda medieval escandinava, que fue ni más ni menos la que le dio existencia al Hamlet de Shakespeare siglos más tarde. Ni la tragedia ni Eggers escatiman en violencia, gritos, sudor, sangre y espadas, junto con una puesta en escena ambiciosa, una de las mejores fotografías y una de las bandas sonoras más épicas del año, brindan un relato que, incluso si sabemos a dónde va a llegar, es tan atractivo como difícil de ver.
El trabajo de Eggers hasta ahora ha sido ignorado por los Óscar, algo que parece importarle poco a él y a sus colegas de El faro, quienes no han dudado en mostrar sus pocas pulgas al mejor estilo Dibu Martínez en varias oportunidades. The Northman está disponible para ver en HBO Max.
Decision to leave, de Park Chan-wook
Una de las mayores sorpresas al anunciarse la lista de nominados a mejor película internacional para la 95.ª edición de los Premios Óscar, fue la ausencia de la nueva película del coreano Park Chan-wook. El director de la “trilogía de la venganza”, principalmente conocido por Oldboy (2003), tiene como marca autoral el tratamiento de la violencia en toda su filmografía. Decision to leave no es la excepción a esto, pero con sutileza. El montaje va mucho más allá del simple acto de cortar y pegar; las actuaciones son de primer nivel. El director asiático logra hacer una película mucho más violenta que las anteriores a través de la construcción de una relación sumamente tóxica entre un detective que se enamora de su principal sospechosa.
Decision to leave es una película policial de misterio, pero con tintes de romance que hacen que el argumento se vuelva cada vez más complejo. A medida que la película avanza, se vuelve admirable cómo Park Chan-wook afirma que, a veces, la violencia se expresa de diferentes formas. En este caso, no serán ni las armas, ni la sangre, ni las grandes secuencias de combate, sino el amor, que teñirá de rojo sangre las retinas de los espectadores a pesar de no explicitarlo en pantalla, algo que parece homenajear y actualizar a la también coreana y tétrica Hanyo (o La criada, de 1960, dirigida por Kim Ki- young).
Esta es una película ideal para aquellos apasionados por los giros de tuerca trabajados con sutileza y que no dejan de sorprender. La película tenía proyectado su estreno en salas de cine de Uruguay, pero fue cancelado (posiblemente apostando a que la gente solo la vería si estaba nominada a los Óscar…). Actualmente está disponible en internet vía pay per view y posiblemente sea estrenada en alguna plataforma en los próximos meses.
Hustle, de Jeremiah Zagar
Quien diga que Adam Sandler no es un buen actor y no merece ser reconocido como tal, es por que no ha visto su trabajo en Punch-Drunk, Love, de Paul Thomas Anderson, o Uncunt Gems, de los hermanos Safdie. Tampoco su última película, Hustle, sobre un exbasquetbolista y actual cazatalentos que se propone convertir en estrella a un jugador de básquetbol que encontró por casualidad en un partido callejero en España.
Garra, título en español, es posiblemente la más popular de esta lista dado que su estreno fue en Netflix, y es, sin dudas, la más amigable de todas. Una clásica película donde el deporte y alcanzar el éxito sirve como metáfora para la superación, construcción y reconstrucción personal. Pero la nueva película de Sandler no se queda solo con eso, sino que cuenta la historia de un veterano frustrado que hará lo que tenga que hacer para cumplir sus sueños proyectándolos en alguien más. Con un increíble despliegue deportivo, porque la protagonizan estrellas del basquetbol de la NBA; una combinación ideal de drama y humor; y una sensación de calidez que se transmite en cada momento. Es una película ideal para pasar un buen rato y hasta para ver en familia.
La película podría haberle valido a Sandler una nominación a los Premios Óscar, pero, nuevamente, fue ignorado por completo. Se encuentra disponible en Netflix.
Belle, de Mamoru Hosoda
Este animé (animación japonesa) no fue formalmente excluido de los premios de la academia de este año, sino de los del año pasado, dado que su estreno y postulación para el mercado estadounidense fue en 2021 y no en 2022. Sin embargo, llegó a salas de cine latinoamericanas, y posteriormente a Netflix, en 2022. Se llevó el premio a la mejor película animada del año por parte de la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay (ACCU) en diciembre del año pasado.
La historia de Belle es una nueva adaptación del clásico La bella y la bestia, pero extrapolado al mundo moderno e isekai (subgénero de fantasía japonesa), en el que los personajes viven sus aventuras en un mundo de fantasía, en este caso, a través de un juego de rol al mejor estilo Second Life, un género cuyo director ya manejaba con soltura por haber trabajado en varias entregas de la franquicia de animé Digimon.
En esta actualización del cuento francés, Suzu, la protagonista, es una joven introvertida que logra volverse una estrella anónima con su avatar en un mundo digital, que es un híbrido entre los juegos de rol de realidad inmersiva y las redes sociales. Dentro de este mundo, Suzu conocerá al Dragón (la bestia) con quien inmediatamente generará un vínculo muy fuerte, pero Hosoda se encargará de darle un giro inesperado para traer el cuento clásico al mundo moderno, exponiendo todo lo que puede haber detrás de un simple avatar en una red social. La película se encuentra disponible en Netflix.
Speak No Evil, de Christian Tafdrup
Si Hustle era la más conocida de esta selección, esta película danesa es probablemente la más difícil de encontrar. Original de la plataforma Shudder (no disponible en Uruguay), Speak no evil es una película de horror que juega, a su vez, con la sátira para llevarnos a lugares oscuros de los que difícilmente podamos salir sin algún tipo de secuela.
Perturbadora, es una película que cada vez que se la vuelva a ver, más detalles se encuentran. La prensa es simple: una familia danesa es invitada a pasar un fin de semana en la casa de unos holandeses que conocieron en un viaje a Italia.
El filme construye la tensión y el horror desde sus primeros minutos y no más de dos escenas. Al director, Christian Tafdrup, no le hace falta más que una banda sonora sumamente indicativa y una secuencia de montaje que roza lo intelectual para contarnos todo lo que pasará en la película en menos de cinco minutos. Pero lejos de ser una desventaja para nuestra atención como espectadores, la película sabe exactamente qué hacer para, incluso sabiendo a donde iremos, adentrarnos cada vez más en lo oscuro de su universo. Sus personajes tienden a tomar las peores decisiones, lo que generará una frustración que el espectador cargará a lo largo de la película. Así, dará situaciones incómodas una atrás de la otra y, además, todas giran en torno a la misma idea: la ingenuidad y lo políticamente correcto, así como la pasividad que esto acarrea y las consecuencias a las que puede llegar.
Esta limitada selección es solo una muestra de que, por más atractivo que sea sintonizar la transmisión de los Premios Óscar este domingo 12 de marzo, también es altamente recomendable explorar opciones que estén por fuera del radar de las ceremonias de premios, ya que podremos encontrarnos con opciones variadas para todos los gustos y que, muchas veces, dejamos pasar por no contar con un reconocimiento bastante frío y arbitrario.
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