En entrevista Punto de encuentro por 970 Universal, el subsecretario de Ambiente, Gerardo Amarilla, hizo referencia al actual estado de los causes de agua en Uruguay y cómo impactará la instalación de la nueva planta de UPM en el centro del país.

Al ser consultado si hubo omisión por parte del Estado en el control de la calidad del agua, Amarilla indicó: “Sí hubo, para mí el punto de inflexión fue en 2003 cuando comenzaron los problemas con los sojeros argentinos y hubo una migración de productores y tecnologías a Uruguay, y allí es donde hubo uso intensivo del suelo que terminó generando problemas. Fue un disparador muy importante”, apuntó el jerarca de Gobierno.

Respecto al “proyecto Neptuno”, que es cuestionado por la Federación de Funcionarios de OSE (FFOSE), Amarilla sostuvo que si bien OSE sigue siendo un servicio público actualmente hay operaciones dentro de este que la realizan privados.

“La tarifa de OSE no se piensa subir. Hay varias opciones para su construcción [...] yo creo que estamos camino a esa obra, el tema es cómo finalizarla y cómo operarla. El servicio va a seguir siendo de OSE, eso está fuera de discusión”.

En referencia a los controles que se realizarán respecto a la instalación de la segunda planta de UPM, Amarilla indicó que se trata de una industria supercontrolada: “Hay un control permanente, hay que trabajar en un cambio de mentalidad”.

Cianobacterias

Autoridades de Ambiente viajaron a Estados Unidos para interiorizarse respecto al “JetLife Vessel”, un barco utilizado para el tratamiento y la limpieza de cianobacterias. “Uruguay debería comprar esa tecnología. Tiene un costo cercano a un par de millones de dólares”, reconoció Amarilla.

“La tecnología que vimos hace la difusión de ozono y oxígeno en el agua. Solo purifica. Elimina las condiciones de vida de las cianobacterias”, informó el jerarca. El sistema de este barco está basado principalmente en la inyección de microburbujas de oxígeno y ozono en el agua que circula por un túnel especialmente diseñado.