El politólogo Óscar Bottinelli narró, en entrevista con 970 Noticias (radio Universal), algunas de las causas y situaciones que determinaron la llegada de la dictadura a Uruguay entre los años 1973 y 1985.
“Donde más tenía apoyo el régimen militar era el cinturón de Montevideo, los sectores más bajos, en ese momento cantegriles o denominados barrios pobres. No se podía saber exactamente cómo era la opinión de la gente al momento del golpe, pero era un país que estaba dividido a la mitad”, dijo Bottinelli.
Además, recordó que en el interior el clima era “distinto” al de la capital. “En el interior se veía que el problema era Montevideo”, explicó.
Bottinelli aseguró que, en general, los regímenes totalitarios a lo largo y ancho del mundo tienen como mínimo un poco de apoyo popular por parte de la sociedad. “Las naciones llegan a estas instancias cuando sus instituciones están deterioradas”, afirmó.
Por otro lado, el politólogo recordó que, en el escenario internacional, en el marco de la Guerra Fría, la Revolución cubana tuvo “cierto impacto en la sociedad”, pero no se vio reflejado en las urnas.
“La revolución inicia siendo una revolución liberal y adquiere connotación revolucionaria, y eso impacta mucho en Uruguay, pero en términos electorales fue cero. En 1963 inicia la guerrilla, pero es muy tenue. Recién se empieza a armar. Hasta 1968 no hubo manifestaciones”, aseveró.
Bottinelli recordó que, hasta el momento de la Revolución cubana, Uruguay era un país que estaba de espaldas a América Latina y se encontraba muy “afrancesado” o bajo la influencia europea.
El rol de los militares
Bottinelli se refirió a la corrupción del momento en torno al sistema político y la separó del clientelismo. “En realidad, la corrupción era que había un fenomenal clientelismo. No se obtenía una jubilación si no se tenía el apoyo político, porque estaba limitado el número de jubilaciones”, explicó.
Para el politólogo, los militares sentían que eran la reserva moral del país. “Ellos se sentían puros y creían que había una gran corrupción e ilícitos económicos. Ellos estaban convencidos que, donde se colocaba el dedo, saltaba pus”, agregó.