Por Martín Otheguy
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Mientras el mundo sigue debatiendo la propuesta de legalización de venta de la marihuana lanzada por nuestro gobierno, los ciudadanos de dos estados norteamericanos se adelantaron a José Mujica y aprobaron el uso recreativo (y no solamente médico) de la marihuana, convirtiéndose en los primeros territorios americanos en hacerlo.
18 estados ya han legalizado el uso médico del cannabis en Estados Unidos, pero la votación en Colorado y Washington-realizada al mismo tiempo que los comicios presidenciales- marcó un hecho sin precedentes en toda América.
Sin embargo, los miles de fumadores de marihuana de esos dos estados todavía no pueden salir a festejar con total libertad, ya que las leyes federales de Estados Unidos -que se aplican sobre todo el territorio- aún criminalizan la marihuana ("no brinden todavía", dijo el gobernador de Colorado). Esta contradicción entre derecho local y derecho federal puede traer aún algunos problemas para quienes fumen esta droga, aunque los activistas se han mostrado confiados en que los arrestos por posesión de cannabis prácticamente desaparezcan en los dos estados.
Los responsables detrás de la campaña que llevó a este histórico resultado son los integrantes de NORML (National Organization for the Reform of Marijuana Laws), una organización con base en Washington DC que desde la década de los '70 trabaja para lograr la despenalización del cannabis, además de asesorar legalmente a las personas que han sufrido arrestos por poseer o cultivar marihuana.
¿Qué puede aprender el gobierno uruguayo, embarcado en una experiencia similar, de lo sucedido en Estados Unidos? ¿Qué diferencias tiene el proyecto estadounidense con el que se debate en Uruguay y cuál es el mejor modelo a seguir si se legaliza la venta de la droga? Sobre estas y otras interrogantes charlamos con Allen St. Pierre, director ejecutivo de NORML, un entusiasta partidario de las intenciones de Mujica, y que un tiempo atrás supo dirigirleeste mensaje a Obama."Obama, la próxima vez que se discuta en su presencia la política pública sobre la prohibición del cannabis, en vez de reírse incómodamente como si fuera un tema poco digno de su atención y voluntad de reforma, considere contactarse con el presidente José Mujica".
Colorado y Washington acaban de aprobar el uso de marihuana con fines recreativos. ¿Hay alguna diferencia en la aplicación de la norma en ambos estados?
Sí, hay diferencias notorias. Por ejemplo, en el estado de Washington no se permite el auto cultivo y en Colorado los ciudadanos pueden tener hasta seis plantas de marihuana, con tres de ellas "floreciendo". Otro caso es el de las normas previstas por la sigla DUID (Manejar Bajo la Influencia de Drogas). En Washington hay una cantidad muy específica de lo que la gente puede tener en el organismo antes de manejar, mientras en Colorado no hay nada estipulado.
¿Dónde se venderá la marihuana, en locales controlados por el Estado?
Sí, el proyecto incluye ese componente. En Washington han ido más lejos, incluso, asegurándose de que la marihuana pague impuestos de un 25 %. En Colorado también pagará impuestos, aunque aún no se sabe exactamente el porcentaje. (Otras diferencias: en Washington se podrá comprar hasta 28 gramos en locales habilitados por el Estado y en Colorado ese es el máximo de posesión permitido. En este último estado, además, no se puede fumar en lugares públicos).
¿Quién cultivará la marihuana?
El modelo que se usará en ambos estados ya está presente en Colorado bajo las normas que rigen el uso médico de la marihuana. En Colorado el Departamento de Rentas Públicas tiene una agencia para el uso médico del cannabis, que funciona desde hace unos tres años, y que recolecta entre 50 y 60 millones de dólares al año en impuestos y licencias. La marihuana se produce en centros de cultivación autorizados por el Estado, en un proceso que se llama "seed-to-sale" (de la semilla a la venta) y que permite al Estado, a través de lo que se denomina "Radio Frequency Id Tags" (etiquetas adosadas a un objeto que transmiten datos a través de un sistema inalámbrico), rastrear la marihuana desde el momento en que crece hasta que llega al consumidor. Hay una notable cantidad de control por parte del gobierno.
En su opinión, ¿es este el mejor proyecto que pudo haber sido votado o es perfectible?
Bueno, tenemos nuestros propios ideales y NORML se inclina probablemente por una solución más libertaria, pero a la larga la distribución de marihuana en los Estados Unidos se parecerá a la del alcohol, donde la moral y los valores locales sean los que determinen si el consumo se vuelve más permisivo, más tolerante y laxo, o si, a causa de preocupaciones sociales o religiosas, la marihuana no se vuelva popular aunque sea legal. Tenemos 180 condados en Estados Unidos, muchos de los cuales tienen ciudades grandes y a los que les seguimos denominando "condados secos", porque a pesar de que la prohibición del alcohol terminó en 1930, aún no permiten la venta de alcohol. Es decir, podés salir, comprarlo en otro lado, llevarlo a tu casa y consumirlo en forma privada. Yo creo que se va a dar una combinación a lo largo del país, en el que los lugares liberales como San Francisco alentarán la venta al público de forma similar al alcohol y otros tendrán una regulación notablemente estricta. En algún punto da la impresión de que la prohibición de la marihuana acabará, y que son los estados los que están arrastrando al gobierno federal en esa dirección.
Las leyes federales prohíben aún la marihuana, pese a la aprobación en los estados. ¿Cómo se resuelve eso?
Es correcto, ese es el terrible punto de fricción entre los estados y el gobierno federal, y en cierta forma es natural, es la base sobre la que se construyó este país. Usando una vez más la analogía del alcohol, el gobierno federal realmente no lo controla. La regulación y el control se hizo primero a nivel local, con organizaciones como la ABCC (Comisión de Control de Bebidas Alcohólicas) o el clásico ejemplo de los que nosotros conocemos como "Not in my backyard" ("No en mi patio trasero", expresión que se usa para definir la reacción de los ciudadanos ante la instalación en su entorno de actividades consideradas peligrosas). Eso pasa en todos lados, y para mí ingresó en lo que se puede considerar como "comercio adulto problemático", lo que puede incluir bares de strippers, casas de apuestas o escenarios de rock and roll. Nadie necesariamente los quiere cerca de su casa o a nadie se le ocurra poner a las strippers al lado de una iglesia católica.
Pero esta fricción entre las leyes estatales y federales, ¿implica que los consumidores de marihuana en Colorado y Washington aún serán perseguidos penalmente?
Hay dos respuestas para esto. En primer lugar, hablando en práctica, en los Estados Unidos hay 80.000 arrestos por marihuana al año, de los cuales un 90 % son simplemente por posesión, y el 99 % de todos los arrestos se hace a nivel local y estatal. El gobierno federal realmente no apresa a casi nadie por la marihuana. Tienen dos criterios en los que se basan para esto: el primero de ellos es que la cantidad de marihuana incautada tiene que ser muy grande, y el segundo tiene que ver con dificultades obvias de jurisdicción relativas a las fronteras en Estados Unidos. Es decir, las fronteras y los aeropuertos son áreas de jurisdicción federal, pero no fuera de eso. Otra cosa, en la parte trasera de las puertas de la mayoría de las oficinas de la DEA (la Brigada Antidrogas) de este país, tienen escrita una regla común pero generalmente tácita: "No nos involucramos a no ser que haya mil plantas o mil libras (450 kilos)". Ese es su límite. Otra cosa: hay 18 estados que permiten el uso médico de marihuana, pero esos dispensarios también son ilegales bajo la ley federal y no son cerrados. Menos aún en los lugares en los que el Estado es agente, es parte activa del proceso, y hay una obvia sociedad porque se encarga de recoger grandes impuestos que salen del uso médico del cannabis. Es decir, sólo hay persecución a los dispensarios de marihuana en los lugares en los que el Estado no es agente regulador y no hay impuestos.
Foto: Manuel Lino (Montevideo Portal)
Ustedes están al tanto de los intentos por legalizar la venta de marihuana en Uruguay. ¿Qué opinan?
Creemos que son muy positivos, que es de sentido común que haya algún lugar en la Tierra que sea el primero en acabar con una larga prohibición. Aquí en Estados Unidos ya son 75 años de ilegalidad, en comparación con los 12 que sufrió el alcohol. Si uno toma en cuenta las actitudes hacia la marihuana en el hemisferio norte, central y sur de América, casi todos los países, incluyendo los caribeños, han ido aflojando las restricciones en torno al cannabis o quisieron hacerlo, pero tienen miedo de las represalias del gobierno de Estados Unidos. Lo curioso es que casi todos los presidentes o primeros ministros pertenecen a lo que nosotros llamamos la generación de "baby boomers", con edades entre los 60 y 70 años, que han experimentado con marihuana en sus vidas, lo que los hace muy diferentes de la generación de la Segunda Guerra Mundial que tenemos aquí, de más de 75 años, que nunca la han usado, que sólo han estado expuestos al efecto "Reefer Madness" (filme de propaganda de 1936 que advertía exageradamente sobre los riesgos de la marihuana). Pero el caso de Barack Obama debería ser distinto, él creció usando un montón de marihuana en Hawaii.
Los demás países, sin embargo, están siendo liderados por personas que tienen una óptica distinta de la marihuana y aquí, aunque aún no haya una discusión muy fuerte sobre si la marihuana debería ser distribuida por el Estado o por licencias otorgadas a privados, al final la prohibición debería terminar. Y parece ahora que Colorado y Washington pueden haberle ganado a Uruguay en el remate, pero estos estados probablemente tengan alguna lucha con el gobierno federal que lleve un tiempo solucionar, por lo que en algún modo pienso que entre los 240 países que hay en el mundo (más allá de que se diga que uno puede ir a lugares como los coffeshops de Amsterdam a fumar, ni siquiera allí la marihuana es técnicamente legal), Uruguay tiene una buena chance de ser el primero en parar la estupidez e idear alguna clase de sistema que beneficie a los consumidores y también al Estado, a través del control y los impuestos.
¿Obama tiene algo que aprender de Mujica entonces, ya que no ha sido muy abierto a la legalización de la marihuana?
Es cierto. Él fue muy pragmático al intentar ganar la primera presidencia, y ahora que inicia el segundo mandato se abre una pequeña ventana, que acaba de comenzar, y si él y su administración piensan hacer algo, este es probablemente el momento. Veremos si lo hace. 18 estados tienen marihuana legal con fines médicos, 14 estados la descriminalizaron y dos la legalizaron. Eso es un montón de presión política que está llegando desde los estados hasta la ciudad de Washington.
¿Qué cree que es lo mejor, que el gobierno tenga control total sobre la venta, que se permita simplemente el auto cultivo o una mezcla de ambas cosas?
Según la opinión de NORML, definitivamente preferimos un enfoque más cercano al libre mercado. En los EEUU hay dos maneras de hacerlo. En la mayoría del país, el modelo es el de licencias privadas, muy regulado, en la que alguien lo cultiva y lo vende en forma privada, con control y pago de impuestos, aunque de todos modos es bastante parecido a un sistema de libre mercado. Según el otro modelo, como se hace en algunos estados con el alcohol, uno puede inventar o hacer su propia bebida alcohólica, pero si uno quiere comprar la bebida fuera de un bar o restaurante tiene que hacerlo en locales del Estado, que monopolizan el producto (como se hace en Virginia). Es un híbrido de lo que se sugiere hacer en tu país, donde al principio se discutía un monopolio total del Estado
Ahora se está discutiendo también permitir el auto cultivo, en el proyecto que se está redactando.
Eso sería una cosa my buena. En NORML nosotros alentamos a que los individuos cultiven su propia marihuana si lo desean, pero usamos la analogía de la cerveza. El 99 % de los que tomamos cerveza en los Estados Unidos, aunque tengamos la chance de fabricarla en nuestra propia casa, no lo hacemos. Sólo compramos lo que necesitamos, cuándo y cómo queremos, pero hay un pequeño porcentaje de aficionados que prefieren controlar todo el proceso. Es como la mermelada, por usar una comparación no vinculada a drogas o alcohol. Todo el mundo puede hacer su propia mermelada si quiere, pero puede ser un fastidio realmente, tenés que tener muchas ganas de hacer algo así. La mayoría simplemente va a la tienda y compra la mermelada que quiere y cuando quiere, y creo que el modelo de la marihuana debe ser algo muy similar.
Por Martín Otheguy
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