Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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Flow. Recordis tiene flow. Eso que antes, los de la vieja escuela y de escuelas anteriores llamaban swing, y que la cultura hip hop instaló casi como un sinónimo de calidad. ¿Tiene flow? Entonces está bien. Y no es que los discos anteriores de Dostrescinco no lo tuvieran. No es que fueran malos, ni mucho menos, pero Recordis tiene todo lo que precisa un álbum para trascender la frontera del género, esos límites acotados y a veces asfixiantes del estilo, y explotar, como esas bombas caseras que se llenan con cosas que van a parar quién sabe dónde.
"Estamos viejos", dicen Bruno Cammá (aka Farath Beats, beatmaker y MC), y Gabino Suanes (aka Gabino, MC). Mentira. Ni a palos. Pero si Nueva temporada, su disco anterior, era el adiós a la adolescencia, en Recordis, el tercero de sus trabajos, la banda entra a la adultez de manera segura y elegante.
La idea se les ocurrió a caballo de tocar en vivo Nueva temporada. Ahí se dieron cuenta de que tocar con músicos "de verdad" (aunque "las máquinas también son instrumentos", como grita el Leo Mattioli que vive en mi cabeza), le aportaba al grupo una sonoridad inédita, y decidieron que eso era lo que querían reflejar en su trabajo. Así, reclutaron un plantel de primera división y se pusieron a las órdenes de Sebastián Peralta (ojo con Peralta, responsable de varios discos interesantes que andan en la vuelta).
Así las cosas, los chiquilines de las viviendas de Punta Gorda sacaron la libreta y se preparan para pegar el estirón. Ya es hora, y ellos lo saben.
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Recordis tiene un cambio en su sonoridad respecto de Nueva Temporada. ¿Lo buscaron o se dio solo, porque están más viejos?
B.C: Las dos cosas. Además, es la primera vez que hacemos un disco en un plazo razonable, que es en dos años. El anterior salió en 2014, y este a principios de 2017.
G.S: El concepto del que partimos, hacia dónde queríamos ir, marcó el que fuera hacia ese lugar distinto.
¿Y adónde querían ir?
G.S: Tratamos de plasmar cosas más personales, de ir un poco más para adentro. De sincerarnos, encararlo por ese lado. Y fue lo que fue saliendo. Hay temas que no tienen tanto que ver con esa forma de crear, pero la mayoría marca una línea relacionada con eso. Eso fue lo que nos distanció un poco de lo que veníamos haciendo.
Bruno Cammá. Foto: Montevideo Portal | Joaquín Fernández
¿Por qué les vinieron ganas de sincerarse?
B.C: Es eso, que nos estamos poniendo viejos. Tiene que ver con un crecimiento.
G.S: Creo que hemos cambiado un montón a la hora de trabajar, de componer.
B.C: Y hay cosas que antes nos divertían y ahora nos parecen un bolazo.
G.S: Hablar de temas de competición entre raperos, que es muy común, y antes lo hacíamos, ya nos emboló. No lo vemos como algo tan fructífero, no nos devuelve tanto. Fue por este otro lado, que no tiene nada que ver. Si bien hay un tema que sí, se puede llamar "de competición", está todo en una canción.
B.C: No dejamos de lado esa parte rapera, porque es lo que somos, pero veíamos que el músico, el artista, siempre tiene que madurar. Ojo, hay algunos que no maduran nunca y les va bien, pero la mayoría de los que hacen lo mismo toda la vida me parece que la embolan. O algunos maduran y son un embole. Yo veía en los artistas que seguía desde los 18 años hasta ahora, los que me gustaba cómo habían ido madurando, eran los que se empezaban a mostrar un poco más. A plantearte los problemas de la vida diaria que tiene cualquier persona y sentirte identificado con eso.
G.S: Tiene que ver con la maduración. Hace cinco años, creo, no teníamos las herramientas como personas para componer lo que salió en este disco. Ahora sí. Creo que está bueno.
¿Qué pasó en la vida de ustedes en ese tiempo?
G.S: Estamos más dedicados a esto. Ha crecido la prioridad, quizá no en todos los integrantes de la banda por igual, pero a nivel general el compromiso para con la banda, tomárselo de manera profesional, de trabajar, de vincularnos con un equipo para que las cosas salgan adelante. Esas cosas te marcan.
B.C: Y en la vida te aburrís de hacer las cagadas de pendejo. En algún momento tenés que aprender.
Se dice que el tercer disco de un artista es, generalmente, su confirmación...
G.S: Sí. Puede ser. Estamos contentos de que ya esté dando vueltas, cómo va fluyendo, cómo lo recibe la gente. Estamos contentos con el resultado. El primer crítico es uno mismo.
B.C: Escucharnos y decir "Pah, no es tan horrible".
G.S: En esta instancia no nos pasó de terminar de grabar y no querer escucharlo más, y antes sí. No queríamos sentarnos a escucharlo y analizarlo. Veíamos muchas cosas que podrían haber estado mejor, que se podrían haber trabajado más. En este caso es una gran diferencia que salió y estamos conformes, nos representa. Representa el momento que estamos viviendo como banda, como personas.
El hip hop suele ser un trabajo de laboratorio, y a la hora de tocar en vivo ese producto tiene que cambiar. ¿Pesó eso a la hora de componer Recordis?
B.C: Sí. Por ese lado buscamos un poco más que fuera llevable a la banda, a los instrumentos. Que no fuera la banda intentando tocar algo totalmente programado, donde ni siquiera los arreglos fueran hechos para ser tocados. Que también está bueno, a mí me encanta. Pero en este caso, como nos recontra copamos tocando con la banda el disco anterior, hubo una preocupación con llevar los temas a la banda, que fuera más traducible, sin perder el sonido del hip-hop.
¿De dónde salió la inquietud por esa incursión orgánica?
G.S: Las influencias están siempre presentes, y tratamos de llevar ritmos que nos gusta escuchar a la banda. Además, los músicos son muy abiertos y escuchan mucho hip-hop, conocen, y no les cuesta el ponerse a tocar eso. Y aporta pila, acelera el proceso.
B.C: Cuando empezamos a tocar con ellos hubo terrible intercambio de música, y empezamos a ver por dónde ellos encontraron el encanto, la veta de hip-hop. A su vez ellos absorbieron cosas que estábamos escuchando nosotros. Nos motivamos entre todos.
G.S: Y salir a tocar con una banda fue un empujón para incorporarlos en este disco. Que los temas ya suenen a eso, sin dejar de ser hip-hop. A la hora de componer las letras, la manera es la misma. Pero a nivel musical tiene un gran componente orgánico.
Gabino Suanes. Foto: Montevideo Portal | Joaquín Fernández
Este paso que dan ustedes excede la escena hip-hop. ¿Ven que ha crecido la escena o está estancada?
G.S: Como banda nos pasa mucho que gente que no es del palo del hip-hop nos diga que les gusta lo que hacemos. Se ha sumado mucha gente. Gente que sigue de cerca la cultura hip-hop acá en Uruguay, pero le copa el estilo, o determinada banda, y la sigue. Se amplió un montón. Creo que antes las bandas de rap estaban más limitadas en cuanto al público que podían llegar a captar. Ahora se abrió.
B.C: Es difícil de medir. Sí pasa que el hip-hop es más aceptado. A nosotros se nos amplió el público, como a cualquier banda que va tocando, sacando discos, mejorando. Ya no es un Paullier & Guaná, podemos tocar en lugares más grandes y va gente. Con el disco anterior empezamos a meter con más frecuencia salas como Bluzz Live. Ahora nos vamos a presentar en La Trastienda, que nunca lo habíamos hecho. Eso quiere decir que, en nuestro caso, el público se ha ido ampliando. Y la cultura hip-hop es difícil de medir.
G.S: Ha crecido. Si mirás cada elemento por separado te das cuenta. El graffiti ha crecido un montón, hay graffiteros con sponsors. Eso antes era impensable. Hay convenciones de baile, el breakdance por ahí no explotó tanto, pero hay mil academias enseñando. Y en la música hay bandas que han crecido y ganado público. Y el freestyle, que es un fenómeno que lleva pila de gente.
B.C: Creo que en Uruguay no existe tanto que cada género tenga su gente. Está todo medio mezclado, todos curtimos un poco todo. Es muy difícil ver un rockero que solo es rockero. Esos públicos sí son mínimos.
¿Ese crecimiento se refleja en las canciones, que es lo que sobrevive al tiempo? ¿Los discos de hoy son mejores que los de hace 15 años, las canciones son más importantes?
G.S: Sí. Eso tiene que ver con bandas y grupos de gente que se han mantenido activos. Eso contagia a todo el que le llega. Capaz que no le gusta, pero lo motiva a hacer algo que sí le guste. Ese trabajo es el que hace que se haya mantenido creciendo. Podés tener la visión, válida, de que hay etapas en las que está muerto, pero me parece que el rap ha crecido en calidad, y se ha ampliado un montón.
¿Y cuánto falta para un Pilsen Rap?
G.S: [Risas] Años.
B.C: Yo no la veo.
¿Por qué? ¿Las condiciones son distintas? Si hace 10 años me hubieran dicho que bandas como Marama o Rombai iban a estar llenando el Velódromo yo hubiera pensado que era una locura, y sin embargo...
G.S: Es un trabajo totalmente distinto. Sin desmerecerlo, es un fenómeno mediático, y lo nuestro tiene que ver con un movimiento, una comunidad que, si bien se abre y hay un montón de gente de otros lados que está mirando bandas de rap, es más minoritario.
B.C: La naturaleza del género es menos comercial, por usar un término que no me gusta. Pero es muy difícil que salga una banda y quiera hacer hits, como hacen los guachos, que no creo que tengan problemas en decir que eso es lo que buscan. No la veo esa en el hip-hop. En cuanto a la comparación con el rock, capaz que en 20 años pasa algo así. Ahora estamos lejos.
G.S: Si sigue creciendo de esta manera, y no hay nada que lo interrumpa, se puede dar.
¿El hip-hop tomó la posta del rock como fenómeno contracultural?
G.S: Puede ser. También otros géneros, como el punk, de alguna manera, pudieron sacar ese foco del rock.
Bruno Cammá. Foto: Montevideo Portal | Joaquín Fernández
Bueno, pero el punk tiene 40 años...
B.C: Y el hip-hop también, aunque su explosión haya sido en los 90. No veo que haya tanto una carga en cuanto a ser esa "contracultura". Puede ser que lo tengamos tan incorporado que no nos demos cuenta.
G.S: Existe. El rapero, por lo general, se caga en todo, y es un poco ese espíritu. Tiene que ver con eso, con el antisistema.
B.C: Lo que pasa es que, si uno se pone a pensar en eso, me da algo como viejo. El mundo no es más así. El quemado con todo el sistema, siempre en contra de la ley y de todo, no está cuadrando tanto en la cabeza de la gente. Hay que buscarle la vuelta por otro lado.
G.S: El mundo es otro. Ahora, el revolucionario verdadero se va a vivir a una comunidad y trata de permanecer al margen de todo, cultiva sus alimentos. Esa es una manera de rebeldía. Hoy hay otras formas de rebeldía, no es salir a romper todo.
B.C: Nuestro rap no es contestatario.
Bueno, pero plantean cosas que llevan a un cuestionamiento personal, y por ahí eso es una actitud rebelde...
B.C: Para mí va por ahí. Es como un concepto medio hippie, pero la revolución va por ahí. Lo que pienso en este momento de mi vida es eso, y tratamos de abrir la cancha por ese lado.
¿Está unido hoy el movimiento hip-hop?
G.S: Hay buen relacionamiento entre las bandas. Obviamente, cada uno hace su camino, y por suerte cada banda tiene su público, y eso une. Hay respeto por el otro que está trabajando y en la misma que uno.
B.C: Y una sana competencia. Se comparte mucho. A veces trabajamos juntos. Y hablamos pila. Nos juntamos a tomar una y se comparten todos los piques, en todos los sentidos. Desde hablar de la música que le gusta a cada uno a conversar sobre los pasos que va a dar cada banda. Hay una relación súper honesta con los demás.
¿Tocaron en el interior?
G.S: Sí, estuvimos en Tacuarembó, Maldonado, Paysandú, en la Semana de la Cerveza...
Gabino Suanes. Foto: Montevideo Portal | Joaquín Fernández
¿Cómo les fue ahí?
B.C: Bien. Fue una linda experiencia. Mucha gente. Tocamos con la Trotsky y la Beriso, y fue ir a mostrarle nuestra música a otra gente.
G.S: Fue una buena remada. Creo que al final ganamos. En la hora ganamos. Quizá esa gente no está tan acostumbrada a bandas como la nuestra, pero creo que terminaron copados con lo que hacíamos. Al principio estaba todo el mundo congelado, viendo qué era esto.
B.C: Esas cosas te sirven para crecer, porque si te acostumbrás a tocar acá, en los boliches que llenás con el público que te va a ver a vos... Nosotros tratamos de no ponernos cómodos. Ahí sabíamos que teníamos que ir a rendir, a dar un buen show, a no errar ninguna...
¿Costó tomar la decisión de ir?
B.C: No, para nada. Además, a nosotros nos ponen una pared blanca adelante y nos divertimos igual.
G.S: Eso fue también lo que convenció a la gente. Salimos con toda la energía y la mantuvimos durante todo el show. Teníamos que salir a romperla. No es lo mismo tocar para el público nuestro, que sabe las canciones, que canta todos los temas, a ir a un lugar donde el 80 % no te conoce, y no está familiarizado con el género.
¿Y cómo ven la cosa en el interior, entonces?
B.C: En el interior, todavía, es muy todo lo mismo. Es como era acá, en Montevideo, hace unos años. Hay gente que hace rap, hay bandas, hay gente que va a escuchar bandas de rap. Tipo pueblo. No hay una movida de hip-hop.
G.S: Pero en algunos lados está creciendo. En Maldonado, por ejemplo, está fuerte la movida. Es un lugar que está bastante cercano a Montevideo.
Pero los uruguayos somos macrocefálicos. La gente de San José, como los AFC, o de la Costa de Oro, que son lugares que están ahí nomás, tiene que venir a mostrarse a Montevideo...
G.S: Y sí, porque es donde está la concentración. Pero está lindo ir al interior. Hace años venimos apostando a salir mucho más.
Les sirve como artistas, pero además es una semilla que van dejando...
G.S: Sí. Es un trabajo que hay que seguir haciendo.
B.C: Y te mantiene más en rotación. O tocás una vez por mes en Montevideo, porque más no podés tocar, o salís.
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Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
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