El "perro jamón" da una lección a muchos usuarios de Facebook

Pasa en las mejores familias. Todos tenemos un compañero de trabajo, una tía, un vecino o amigo que comparte TODO aquello que ve en Facebook y le roza las emociones. . . aunque sea mentira:
la cadena de oración por un supuesto niño enfermo terminal (uno revisa y ve que del niño no figura más que el nombre de pila y que la cadena comenzó en México y en 2011, de modo que el pequeño, si alguna vez existió, ya se curó o bien falleció), aquello de "Facebook donará un dólar por cada vez que se comparta esta foto", la búsqueda de la persona secuestrada (sin referencias de lugar o tiempo), el escrache con foto al presunto maltratador de animales o personas (también sin referencia alguna) y las aterradoras leyendas urbanas sobre gente drogada a la fuerza en las calles y que vuelve en sí con un riñón de menos, entre innumerables ejemplos.

Estos "compartidores compulsivos" son el blanco potencial del estadounidense Stephen Roseman, conocido por sus bromas en las redes sociales.

Si bien hay quienes lo consideran un cínico y cruel manipulador, el cometido de Roseman es claro: comprobar qué tanta estupidez cabe en una red social, y transmitir un mensaje al respecto: primero pensá un poquito (o al menos googleá) y luego decidí si compartís o no.

El protagonista de la última broma de Roseman es este simpático perrito, cuya foto publicó acompañada por un texto donde afirmaba que el animal había sufrido graves quemaduras en el rostro cuando intentaba salvar a su familia durante un incendio. La foto pedía a los internautas que interactuaran por la salud del heroico can: "Un 'me gusta' = una plegaria. Un compartir = diez plegarias", tasó a su antojo el bromista.

Una vez más, Roseman apostó por la estupidez y ganó: poco rato después de publicada, la imagen ya tenía decenas de miles de "me gusta", y todavía más "compartir", además de innumerables comentarios pidiendo por una pronta recuperación.

La foto ya era un éxito viral cuando alguien cayó en la cuenta de que el perro no tenía ninguna cicatriz, sino una rebanada de jamón apoyada sobre los ojos.

Y si bien el desengaño enojó a muchos de los rápidos y poco reflexivos samaritanos, la revelación de la verdad generó una corriente de buen humor, y muchos internautas comenzaron a compartir fotos de sus perros con objetos curiosos sobre sus hocicos.